Solo existen apoyos paliativos como oportunidades y 70 y más.
Maritere Collí Uc
HECELCHAKÁN. – La lideresa estatal de la Confederación nacional Campesina (CNC) Sonia Cuevas Kantun Cuevas, fue contundente al afirmar que los campesinos requieren de programas que otorguen recursos en forma suficiente para el campo, con la finalidad de que cada campesino cuente con un patrimonio legítimo y no tenga que depender de programas paliativos, como el Seguro Popular, Oportunidades, 70 y más.
Lo anterior en una entrevista concedida a CAMPECHE HOY, en donde señalo tajante que el gobierno federal que preside Felipe Calderón Hinojosa lleva a cabo una política sucia, que ha hecho del país un caos, por el incremento de los insumos, principalmente la gasolina, y sus consecuencias repercuten en el campo, donde la gente pobre no puede salir adelante, tampoco solventar sus gastos por los incrementos a la energía eléctrica, al diesel, que tiene un precio más elevado que la gasolina magna.
En el Estado de Campeche, dijo Cuevas Kantun, no existen campesinos ricos, sólo se puede observar gente trabajadora y desprotegida, dedicados a labrar la tierra, con hambre y sed, sin dinero, mucho menos con un seguro que los proteja de alguna enfermedad y cuando la cosecha abunda, es mal pagada por los intermediarios y centros de acopio, quienes se adueñan de la mayor parte de la producción anual.
“Entre los problemas del campo, está el de rescatar a la gente joven para que no emigren, tecnificar el campo para sacar mejores cosechas y frenar el desmantelamiento del sector agropecuario” aseguro.
Cuevas Kantún dijo que hasta la presente fecha, no se ha liberado el precio de garantía del maíz por Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca), de Yucatán, y este es el momento que todos comercializan libremente, con un precio injusto, al que adquieren los empresarios amigos del espurio Felipe Calderón Hinojosa, entre ellos el empresario Benito Arias, del centro de acopio Enlace Comercial, que se ubica en la carretera federal, a la altura de Hecelchakán, quien cuenta con fondos de financiamientos y “a la malagueña”, sepulta con sus precios a los hombres del campo, por ello, el campesino está condenado ser pobre toda su vida.
