TENABO.- En un marco esplendoroso inmerso en la magia y el misticismo de los rituales mayas, en el corazón de la selva con aroma a incienso y copal, Kinich-Ahau descendió majestuoso al santuario de Kankí, ante el asombro de numeroso público que se dio cita en la legendaria ciudad maya. Previamente el grupo de música prehispánica Tuluh abrió la ceremonia, para dar paso al magnífico espectáculo basado en un libreto escrito en exclusiva por el Cronista Vitalicio de la Ciudad, Eudaldo Chávez Molina, denominado Conclave de Dioses Mayas, rumbo a la profecía maya del 2012.
Envueltos en el misterio de la ciudad arqueológica, Kankí recobró su esplendor milenario con la presentación del Festival del Sol en la plaza de la deidad Kin, donde nuevamente se vivieron momentos de expectación por el arribo de la deidad solar, en un ritual que marca el término del reinado de Kin para ceder el poder a Chaac, es decir termina la sequía y empieza la temporada de lluvias para el ciclo de la siembra del alimento que los mayas convirtieron en dios, el maíz.
Con una espectacular coreografía en las danzas mayas cuyo montaje hizo el maestro Laureano Santos Linares con la asistencia del laureado artista Jorge Caballero Castillo, inspirados en un guión elaborado por el Cronista Vitalicio de la Ciudad, a quien por cierto se trató de minimizar su labor como pionero y fundador por medio de proyectos de lo que hoy es la promoción del fenómeno de luz y sombra descubierto hace una década por el arqueólogo Florentino García Cruz, pero impulsado y realizando gestiones ante el gobernador del estado Fernando Ortega Bernés, CDI, INAH, Secretaría de Turismo para que se invirtiera y promocionara turísticamente la sagrada ciudad de Kankí, una labor que ha venido realizando el Cronista Vitalicio de la Ciudad desde hace más de 20 años, lo que no se podrá borrar de un solo golpe.
Pese a todo los obstáculos nadie pudo detener la llegada de Kinich-Ahau, que lleno de luz iluminó el mascaron milenario de estuco y piedra, asombrando a la concurrencia con su regia presencia. Durante el ritual del Cónclave de dioses mayas, se recrearon los rituales del Tzolkín, con el sacrificio, las doncellas, la conversión del pájaro serpiente, y la muerte. De gran impacto fue la salida de las aves de los edificios de la ciudad maya y dentro de los árboles, lo que le dio un realismo ineludible, aunque los atuendos y colores estuvieron un poco sesgados de la originalidad y el colorido que acostumbraba usar las clases sociales de los mayas.
Un texto del guión colocado en la entrada de la zona, y que describe magistralmente el fenómeno arqueoastronómico y la riqueza cultural de la zona por medio de la poesía, fue cubierto totalmente con una lona para impedir que la prensa lo viera, lo mismo hizo el conductor del programa Israel Moo Coyoc, quien leyó varios textos literarios del Cronista, pero no le dio los créditos, y ni que decir de la reina de la feria que también leyó un poema dedicado a Kinich-Ahau, pero tampoco dijo que el autor era Eudaldo Chávez Molina.
Un tanto improvisado y con marcado retraso que se reflejó en la desorganización, los responsables se salieron del programa, y ya no se pudo presentar a la reina ni el programa de la feria y no debió colocarse publicidad en la ciudad maya. Lo bueno es que en su intervención El Cronista de la Ciudad Eudaldo Chávez Molina, hizo referencia a su insistencia en la promoción de Kankí durante 20 años, hasta que el año pasado comenzó a realizar el Festival del Sol, como un preámbulo para la observación de Kinich-Ahau, que ha despertado la atención de turistas e investigadores.
El cronista Vitalicio dio a conocer su inquietud de proponer que el año 2012, sea declarado como el Año de la Cultura Maya, al cumplirse un ciclo profetizado en el Chilam Balam y registrado en el libro sagrado del Popol Vuh.