viernes, 18 de febrero de 2011

ALCOHOLISMO CRECE EN MUNICIPIO, AUTORIDADES NO HACEN NADA AL RESPECTO



HECELCHAKAN.- Vecinos de la cabecera municipal y de la villa de Pomuch señalan que la venta clandestina de bebidas embriagantes, cada vez va en aumento, ante la complacencia de las autoridades municipales encabezadas por el edil panista, Modesto Pech Uitz, y de la presidenta de la junta municipal de Pomuch, María Tomasa Tun Chi, quienes no hacen nada al respecto para no afectar intereses de personas y familias que se dedican a esa actividad.

Decenas de vecinos -quienes omitieron sus nombres por razones obvias-declararon al corresponsal que la venta clandestina de bebidas embriagantes, lesiona a las familias de escasos recursos económicos, pues ante la falta de ingresos seguros a sus hogares, lo poco que ganan en jornadas de trabajo en sus parcelas lo utilizan en la compra de bebidas embriagantes como son caguamas, licor de dudosa calidad y otros etílicos, por lo que indicaron que es necesario que las autoridades correspondientes hagan algo al respecto.

Los denunciantes indicaron que cuando se le reporta a la policía, estos hacen como “que la virgen los habla” y hasta hacen mutis, ya que saben que este negocio beneficia a funcionarios y políticos de estos lugares.

Manifestaron que en Pomuch existe un expendio que trabaja todas las horas del día aunque esté cerrado, además que esa y otras familias se dedican a la venta de licor.

El alcoholismo va en aumento, principalmente en los jóvenes, el cual es producto de la venta clandestina de bebidas embriagantes, sin que las autoridades municipales hagan algo al respecto, principalmente el director de gobernación Silverio Poot Coox, quien al parecer ha tomado esta ilícita actividad como negocio redondo ya que le deja buenos dividendos por brindar protección a los expendedores.

Pidieron el apoyo del gobernador Fernando Ortega Bernés, para acabar con ese problema que cada vez es mayor, al tiempo que subrayaron que siempre existen actos bochornosos en la comunidad, principalmente los sábados y domingos, cuando los jóvenes juegan futbol o béisbol y después se embriagan, y hasta se agarran a pleitos poniendo en riesgo a las familias del pueblo, que prefieren quedarse en sus casas que salir a la calle.